De las aulas del Instituto Continental a las cabinas del crucero de Disney

• Yakelin Ortega es una de las tres peruanas seleccionadas para trabajar en las empresas de la compañía estadounidense Walt Disney.

Tiene 24 años, se graduó de la carrera de Gastronomía y Arte Culinario del Instituto Continental en junio pasado, y este 9 de agosto se embarcará en el exclusivo crucero de Disney, en Los Ángeles, para trabajar en el área de restaurantes.

Su nombre es Yakelin Noelia Ortega Arcos, la mayor de cuatro hermanos y orgullosa vecina de Concepción. «En la búsqueda de oportunidades laborales, postulé al área de cocina del Disney Cruise Line. El 17 de mayo por correo me dijeron que había sido aceptada. No lo podía creer. Soy una de las tres peruanas seleccionada”, recuerda.

Hace una semana estuvo en Los Ángeles, California, firmando su contrato por nueve meses. Ya está todo listo para que suba a su primer periplo por aguas caribeñas que concluirá la primera semana de octubre. Serán más de dos meses asistiendo en la cocina del crucero para que los viajeros disfruten de lo mejor de la gastronomía internacional.

«Me ayudará mucho lo aprendido en los cursos de Gastronomía y Pastelería Internacional del Instituto Continental. Si bien, la comida peruana es muy buena, en el crucero también deberé apoyar la preparación de platos de distintos lugares del mundo”, advierte la futura chef.

Su contrato es por tres viajes en nueve meses. Este apenas es el primero. Su función será la de asistente de cocina para los momentos de desayuno, almuerzo y cena. Así pasará la Navidad y el Año Nuevo, lo sabe, pero tiene todas las pilas puestas para hacerlo bien y pasarla mejor. Está emocionada.

Hacer las cosas bien es lo suyo. Lo demostró en su primer trabajo como asistente de cocina en el restaurante Eszenciah Bistro . Aún estaba en el segundo ciclo de sus estudios y asistía en la preparación de almuerzos y los snacks de las tardes. 

Yakelin dice formar parte de una promoción de estudiantes emprendedores y decididos. Rossmery Benito, por ejemplo, puso en marcha su propio restaurante en Pichanaki (Chanchamayo); «y Guiomara Dávila, transformó su pequeño negocio de empanadas en una empresa de bocaditos que le va muy bien», sostiene orgullosa.

Menciona que quisiera trabajar en los cruceros de Disney unos cinco años. Quiere ahorrar y retornar para poner un negocio propio de comidas. ¿Cuál es el que más le anima? Pues el de las alitas, pero no las comunes «porque no son ricas, sino aquellas que me permitan experimentar con sabores», sonríe. Buenos vientos, Yakelin.

Tú también atrévete y